Cada siglo literario tiene su caballero andante de las letras. En el XVIII el escritor modelo es
Voltaire, ingenioso, saltarín, sabelotodo. En el XIX el romanticismo exige acción, causas perdidas, mucho escenario de cartón piedra y
Lord Byron se convierte en nuestro campeón. ¿Y en el siglo XX?
Joyce todavía divide a la crítica entre los que lo elevaron a los altares y los que lo tildan de fenómeno de feria. ¿
Proust? Fue
Lawrence quien dijo que no se podía tomar en serio a un autor que describe cómo echa de menos a su madre después de haber cumplido los treinta. De la tríada celeste nos queda
Kafka. Y es verdad que con él escritores y críticos se muestran unánimes: es intocable. No sé si será que confundimos al joven indeciso enfrentado con su padre y sus novias con los
Samsa y los
K de sus libros. En cualquier caso,
en un lugar de Praga de cuyo nombre no quiero acordame no ha mucho que vivía un hidalgo...