la letra sin sangre entra

Blog de libros y literatura escrito por Francisco Herrera

31 enero 2006

 

No leas libros malos (a no ser que te paguen para hacerlo, claro)

Como (casi siempre) Rodrigo Fresán llevaba razón: la segunda novela de Jeffrey Eugenides, Middlesex, es todavía mejor que la primera. No sé si será la típica gran novela americana, pero es buena como para ser la gran novela a secas. Espero dedicarle un poco más adelante un comentario más extenso.

Lo que quería reseñar aquí sobre todo es la entrevista que DosDoce (cómo no) ha dedicado en su último número al escritor y agitador literario proyanqui (y a mucha honra, me imagino). El párrafo a destacar tiene que ver con lo que comentábamos unos artículos más abajo: hacer de crítico sin perder el placer de la lectura. Una muestra, un botón de las declaraciones de Fresán: no me gusta hacer malas críticas porque básicamente tampoco leo libros malos. Si hay un libro que no me gusta no tengo por qué leerlo hasta el final. Siempre hay un libro bueno sobre el que se puede escribir en lugar de ese libro malo, entonces, ¿por qué voy a seguir leyendo un libro malo hasta el final?

29 enero 2006

 

Vila-Matas las mata (callando)

Hay libros —la gran mayoría— horrendos. Pero nadie está obligado a leerlos. He llegado, incluso, a arrojar algunos por la ventana de mi casa. Llegué a tener una denuncia por haber derribado a un honrado transeúnte sobre el que cayeron las obras completas de varios autores.

El párrafo pertenece a una entrevista que Enrique Vila-Matas concedió al diario argentino Clarín y que apareció ayer en su suplemento cultural Revista Ñ. Para mí, lo más destacable del diálogo está en la coda ...pero nadie está obligado a leerlos. Parece mentira que se nos olvide constantemente que no es un imperativo (ni legal, ni moral) leer un libro, cualquier libro, ningún libro. Por eso, la crítica que hiere y saja sólo sirve para retratar al espadachín de turno, al matasietes con estilete de tinta invisible, aquella que tanto nos gustaba cuando niños, porque a las pocas horas se volatilizaba. Como la mala crítica, como la mala lectura.

Y ya que los idiotas corren más que los sabios, no se pierdan el rizo del rizo que ABC se saca de la manga al leer esta misma entrevista: Zapatero es malo, señorita, eso ya lo sabía Flaubert y Vila-Matas es el oráculo de Delfos.

PS.- Ahora que me doy cuenta: a pesar de que Vila-Matas es uno de mis autores españoles favoritos, nunca he escrito nada sobre él. ¿Mala conciencia? Más bien pésima consciencia.



25 enero 2006

 

Sin abusar, por favor

El drama, una de las variantes más dignas del trabajo literario, se enquista cuando recibe el baño de hiel y miel en el que cae con frecuencia su hijastro el melodrama. Si a este principio se le añade una dosis moral de equidistancia bienintencionista (aquí no hay ni buenos ni malos, sólo víctimas del destino) y un estilo que roza el empalago, el resultado es Los girasoles ciegos de Alberto Méndez. A pesar de todas las recomendaciones que había ido recogiendo, el libro se me cae de las manos hasta el final y no sólo por la tiranía de los buenos propósitos sino también por el empeño en meter y remeter el dedo en la herida por el simple placer de hacerlo, sin sacar tajada literaria. Si este es un libro de memorias, nacido de la lucha contra el olvido, vale. Si la intención era crear literatura, pues se quedó en eso, en nada más que una intención.

24 enero 2006

 

España, como quien dice, a la caverna 02

En uno de esos pecios que nunca se van a pique, nos advierte Rafael Sánchez Ferlosio de que uno de los rasgos característicos de la españolez es el de que los españoles nunca oyen nada que les merezca decir: “«Es falso», sino tan sólo cosas de las que decir: «Es total, absoluta y rotundamente falso». Pues, eso. Es total, absoluta y rotundamente falso que tanto los españoles españoles, como los auténticos españoles que se hacen llamar vascos o catalanes seamos falsos (o auténticos). Ya se sabe, con las cosas de la identidad no se juega, niño.

 

España, como quien dice, a la caverna 01

Con el tam tam de fondo de la jungla política, elijo, casi al azar entre muchos, un texto: de la médula es el tuétano encendido / ante un mar de zánganos del céfiro / en un bárbaro increpar de desafío. // Os acometo uno a uno y os volvéis / de nuevo, como quien dice, a la caverna / a rumiar vuestro simple desvarío. Y es que el espíritu del barroco, como lo llamó Guillermo Díaz-Plaja, nunca se fue, siempre vivió aquí, en esta España más eterna que ella misma.

16 enero 2006

 

El simple placer de leer

Aquellos que todavía no la hayan leído no se pierdan la columna de Eduardo Mendoza en El País de hoy. Es una auténtica declaración de principios lectores, de amor a la letra sin alharacas ni cursilerías. Lo único que me preocupa es que hay un punto en el que no estoy de acuerdo con el maestro: soy incapaz de leer de pie.

15 enero 2006

 

Animación temprana a la lectura

Para que luego digan que las nuevas generaciones no están interesados en los libros. Al final va a ser mentira toda esa monserga de la cultura visual, el fin de la Galaxia Gutenberg y el principio de la Galaxia Google y paparruchas del estilo. Aquí tienen un claro ejemplo: Mario con seis meses ya se relame ante la idea de acercarse a un libro. Lo que se pueden imaginar es cómo quedó el ejemplar después de pasar por sus manos. Menos mal que era una de Bret Easton Ellis y los desperfectos no han sido exagerados (pocos para lo mala que es la novela). Aunque, la verdad sea dicha, a Mario le gusta tanto un libro como el teclado del ordenador. El resultado es que ambos acaban igual de mojados.

 

Reseñista lo serás tú

Insistiendo en la cuestión de la crítica destructiva, que ya se ha llevado tres entradas seguidas en este blog, encuentro en El Escorpión de Alejandro Gándara una cita muy interesante, sacada de su comentario al libro de reseñas que sacó Ignacio Echevarría el año pasado: [la reseña es un] género obligado a provocar y estimular, a tratar la literatura como cultura compartida y a exigir al autor un estilo literario y una voz dotada de sentido. Todo eso lo tiene [Echevarría] y todo eso es lo que precisamente no menudea en nuestras revistas ni en nuestros suplementos literarios. Las negritas son del propio Gándara y, lógicamente, los corchetes son míos. En este caso sí que estoy de acuerdo con el autor, la mayoría de las reseñas que se publican son inocuas. Parece como si se hubiera confundido la crítica de urgencia con la escritura de contraportadas publicitarias o de fajines de promoción del tipo “el mejor libro escrito en Argamasilla de Alba en los útlimos seis meses”. Y que me disculpen los de Argamasilla de Alba.

14 enero 2006

 

El rugir de la fiera

Gracias a Danae de First We Take Manhattan le cojo la pista a La Fiera Literaria, publicación que se define como revista-libelo-publicación académica-pasquín-panfleto, para al final quedar en clásico eczema costroso de la literatura nacional. Entiéndaseme bien, a mí La Fiera me parece un ejercicio divertido de raspado de ovarios literarios, un divertimento de cureta y fórceps para la extracción del feto novelesco, pero el problema surge cuando todo queda en simple menorragia. No sé si Manuel García Viñó se toma demasiado en serio a sí mismo (no debería hacerlo, igual que no lo hace con sus enemigos declarados). El chiste se hace más eficaz cuando incluye al chistoso. De todos modos, sí que tiene gracia cuando inventa el neologismo nanoescritores para referirse a Javier Marías o a Antonio Muñoz Molina. En cualquier caso, ahora que amenzan con lanzarse al ciberespacio, bienvenidos sean. Para muestra, un botón.

12 enero 2006

 

¿Para qué malgastar palabras?

A pesar de los años, me sorprende todavía la gran cantidad de mala baba que se puede secretar ante un acto tan banal como la lectura de una novela (o de un blog, pongamos el caso). Alguien tranquilamente recostado en un sillón o delante de la pantalla del ordenador se ve arrebatado por la Santa Ira y no puede evitar emborronar con mierda el esfuerzo de otra persona. Por lo general, el santo varón o la virginal hembra se ven a sí mismos como mediadores de una Justicia con muchas mayúsculas (ya sea Poética o A Secas). ¿Y cuál es el resultado? Un escupitajo en la acera.

Todo esto viene a cuento porque quería decir cómo me sentí cuando leí la crítica que Alejandro Gándara hizo sobre el último libro de Haruki Murakami (San Alejandro bendito, líbranos de todo mal). ¿Que a un buen señor no le gusta Murakami? Fácilmente comprensible. ¿Que pierde el tiempo llenándose la boca de hiel? Incomprensible para mí.

05 enero 2006

 

Tirándose al vacío (editorial) desde el sexto piso

Entre tanto pesimismo como se respira en el mundo editorial (véase el balance tan llorón que hacen los prebostes en El Cultural de hoy, titulado tan positivamente ¿Con el agua hasta el cuello?) a veces surge una nota discordante como la de SextoPiso. Esta joven editorial mexicana, que recibió la alternativa de la mano, nada más y nada menos, que de Roberto Calasso, ha decidido darle la vuelta a la historia (como en el cuento de Carlos Fuentes) y conquistar Europa empezando por España. El caso es que abrir oficina aquí puede ser más difícil que crear una nueva Tenochtitlan al sur de los Pirineos. A ver cómo se las apañan para torear a tanto morlaco. En cualquier caso, parece que van a abrir fuego con un librito de aforismos de Franz Kafka prologado, editado y ampliamente comentado por el mismo Calasso. Ya se sabe, sin padrinos, uno no se bautiza.

04 enero 2006

 

Literaturas.com

Nacho Fernández, el director-editor de Literaturas.com, me informa de que han incluido en su sección B de Bitácoras a La Letra, detalle que le agradezco desde aquí. Ya de paso quería reseñar la vista panorámica sobre el mundo editorial patrio que esta publicación ofrece, junto a la gente de DosDoce, en su último número. Es como un who is who con declaraciones de todo tipo (como dicen en mi pueblo, viendo el guarda se ve el sombrajo). Lo que más me sorprende es que en muchos casos la longitud de las respuestas es bastante menor que la de las preguntas, lo cual nos lleva a pensar que no parece mucho lo que tienen que decir las editoriales en España. Ver para creer. En cualquier caso, suerte y enhorabuena tanto a literaturas.com como a DosDoce, que sí que tienen todavía mucho que decir.

 

El conejo que dejó de fumar


Estoy seguro de que no era la intención de John Updike (otro de los grandes Johns de la literatura norteamericana actual) de darle argumentos al Ministerio de Sanidad, pero es que este diálogo de Corre, Conejo (Rabbit, Run) parece sacado de una campaña antihumos:

- ¿Qué ha hecho ella para que llegue a abandonarla? –pregunta Eccles.

- Me pidió que le comprara un paquete de tabaco.

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