Insistiendo en la cuestión de la crítica destructiva, que ya se ha llevado tres entradas seguidas en este blog, encuentro en El Escorpión de Alejandro Gándara una cita muy interesante, sacada de su comentario al libro de reseñas que sacó Ignacio Echevarría el año pasado: [la reseña es un] género obligado a provocar y estimular, a tratar la literatura como cultura compartida y a exigir al autor un estilo literario y una voz dotada de sentido. Todo eso lo tiene [Echevarría] y todo eso es lo que precisamente no menudea en nuestras revistas ni en nuestros suplementos literarios. Las negritas son del propio Gándara y, lógicamente, los corchetes son míos. En este caso sí que estoy de acuerdo con el autor, la mayoría de las reseñas que se publican son inocuas. Parece como si se hubiera confundido la crítica de urgencia con la escritura de contraportadas publicitarias o de fajines de promoción del tipo “el mejor libro escrito en Argamasilla de Alba en los útlimos seis meses”. Y que me disculpen los de Argamasilla de Alba.