Dicen las estadísticas que los españoles vemos la televisión como media tres horas y treinta y tres minutos. Como yo no tengo tele, hay por ahí alguien que está viendo el doble de la media, es decir, 6,66, el número de la bestia, porque hay que ser muy bestia para estar más de siete horas delante del aparato. Además, teniendo en cuenta que el ritmo de un lector habitual oscila entre uno y dos minutos por página, se hace un cálculo muy por lo bajo de cien páginas diarias, lo que nos lleva a un libro cada dos o tres días. Un volumen de la
magna opera proustiana no nos llevaría más de cinco días. Los números cantan. O más exactamente, desafinan. Y pongo el ejemplo de un libro de
Proust porque hace unos días aparecieron unas declaraciones en las que una actriz cantante muy en boga presumía de que este verano entre gira y gira iba a atacar uno de los
ochomiles de
En busca del tiempo perdido, como si fuera un
tour de force nunca visto, merecedor de una medalla de oro olímpica, por lo menos.