la letra sin sangre entra

Susan Sontag ha muerto en plena marea de cadáveres y desaparecidos en todo el Índico. Recuerdo en estos día su insistencia en que las fotografías "dolorosas" (sobre todo las que evidencia los resultados de la maldad humana, pero también las que iluminan la falta de solidaridad como las que ahora llenan las primeras planas de los periódicos) deben ser publicadas y son, por decirlo de una forma poco castiza, de obligada visión. Así lo dice en Ante el dolor de los demas (Against the Pan of Others). La noticia me coge a media lectura de Contra la interpretación (Against the Interpretation) en el que de vez en cuando picotea alguno de sus artículos sobre cine.