Parecía que llevar un diario se había convertido en un acto trasnochado, casi decimonónico, pero con los cuadernos de bitácora virtuales la idea del dietario vuelve con fuerza. Hay que tener en cuenta que los escritores de diarios son los mejores lectores de los mismos, y viceversa. Será como dice
Franz Kafka en el suyo que
una persona que no lleva un diario se halla en una posición falsa ante un diario. Cuando, por ejemplo, en los diarios de Goethe lee: "11-I-1797. Todo el día en casa, ocupado en arreglos diversos", le parece que él mismo nunca ha hecho tan poca cosa en un día (29 de septiembre de 1911,
Diarios 1910-1923,
Tagebücher). Se me ocurre un sistema de lectura transversal de los diarios: leer las anotaciones de la misma fecha en diferentes autores, para ver qué hiciero en el mismo día (aunque no necesariamente en el mismo año). Esto es una "repesca de diarios". Pienso en
Gide,
Tolstoi,
Goehte,
Woolf,
Renard,
Monterroso,
Jünger,
Kafka... A ver qué sale de este engendro.