¿Dónde termina la novela y empieza el resto del mundo? Dos ejemplos. El primero es la propuesta que a principios de los setenta, en plena resaca del mayo francés,
Hans Magnus Enzesberger hizo sobre la vida de Buenaventura Durruti.
El corto verano de la anarquía (
Der Kurze Sommer der Anarchie) tiene como coda de su largo título la palabra clara y concisa "Roman", o sea, "novela". Hasta aquí, bien. La pega es que no es una novela al uso, tiene más de la técnica del
collage. Claro que no se trata sólo de un recortar y pegar.
Enzesberger maneja los testimonios directos e indirectos sobre la vida de Durruti y los adapta a su estilo de escritura. Es una narración en la que el autor se convierte en una especie de voz en
off, pero que maneja
los hilos a su antojo. Líster, Montseny, Trostki, hasta el mismo Buenaventura se convierten en los portavoces del narrador. ¿Novela? Sí y sí. Para mí tiene más de roman que la mayoría de los subproductos que vemos en las listas de superventas.
Otro caso:
Maus de
Art Spiegelmann. En una de las primeras entradas que escribí en este dietario ya metí alguna nota sobre este extraño artefacto. Para los que no la conozcan,
Maus en la única historieta que ha recibido el premio
Pulitzer hasta el momento.
Art Spiegelmann, hijo de judíos polacos supervivientes de Auschwitz, lleva a cabo una tarea estupenda con los testimonios de su padre. Estamos ante un verdadero trabajo de orfebrería, porque el autor no se limita a exponer crudamente la realidad concentracionaria, sino que va presentando en varios niveles narratológicos la figura de su padre como arquetipo histórico y como persona concreta. Es un libro que complementa los testimonios de
Primo Levi, de
Amery, de
Kertesz. ¿Novela? Sí y también.