¿Evolución o revolución? No, webolución, es decir, una tendencia, un último grito a la vuelta de cada esquina. No hay día sin que nos desayunemos con algo que no nos debemos perder y que va a convulsionar el mundo en un cuarto de hora. Pero, sin ironía, ha llegado el
podcast y le pasa como cada año a la primavera, que nadie sabe cómo ha sido. ¿Qué tiene esto que ver con los libros y la literatura? Bueno, si es una revolución, alguna parte nos tocará, digo yo. Primero fueron los
cederomes, que iban a terminar con ese formato tan ridículo de papeles encuadernados y llenos de tinta. También llegaron los audiolibros, y ya no era necesario ni siquiera hacer el esfuerzo de leer: alguien lo haría por nosotros. La web parecía que iba a terminar con la lectura tradicional, pero, que se sepa, aún no ha nacido el emepetres que acabe con
Gutenberg. ¿Entonces?
Ahora viene el podcast y a mí, por lo menos, me gusta. Es una buena idea poder escuchar lo que antes llamábamos programas de radio y ahora hay que rebautizar (¿
podcatings, podcasteados, podcastingpost?). Y además la herramienta hará que cada uno desde su rincón podrá crear su propio programa (para bien y para mal). En cualquier caso, eso ya existía hace tiempo y recuerdo haberlo comentado
en los inicios de este blog, cuando Radio Nacional de España sacó en la red sus mejores programas, como
La bañera de Ulises o
Un idioma sin fronteras. Por cierto, busquen en este último los monográficos que hizo
Andrés Neumann sobre literatura hispanoamericana. Sin desperdicio.