Me llega tarde el
Letra Internacional de primavera (es lo que tiene vivir en provincias) y doy con un “Elogio (innecesario) de los libros” que
Carlos Monsiváis presentó el año pasado para un congreso sobre lectura en México y que ahora ve la luz en España. Parece que las conclusiones que saca Monsiváis sobre la situación de la lectura en su país no difieren en muchos casos de lo que ocurre aquí. Dice el autor que
no se impulsa la lectura desde las instituciones educativas, ya que, en el fondo, no creen posible animar a los estudiantes a hacer lo que los funcionarios desdeñan. ¿Cuántas veces no nos encontramos con responsables educativos o culturales que abiertamente reconocen que no leen nada porque no tienen tiempo? ¿o que sólo leen prescripciones bibliográficas de su especialidad?
Carlos Monsiváis, que no tiene respuestas, como es lógico, para todos los interrogantes sobre el libro que plantea en su discurso, sí ofrece una defensa de la lectura como empeño personal garantizado por el Estado, que no es mucho, pero ya es más de lo que se puede decir de bastantes actuaciones públicas del sector.
(Pertenece
Monsiváis a este grupo bullicioso y medio desconocido en España de excelentes autores-críticos-traductores mexicanos como
Sergio Pitol,
Gabriel Zaid o
Alejandro Rossi).