Echa el cierre, hasta el año que viene, la Feria de las Ferias, la del Libro de Madrid, gran acontecimiento cultural a la altura del Festival de Eurovisión y de las carreras de sacos de mi pueblo. Lloran por las esquinas los editores, los libreros, ay, que han perdido el maná de los libros de texto, ay, el precio único, ay, los descuentos de las grandes superficies. Ubi sunt las nieves de antaño, bla, bla, bla. Como cada año entre el 23 de abril y el levantamiento del cadáver de la última caseta, la prensa se llena de esa mística tontorrona y empalagosa del esforzado librero, el editor altruista, el libro que nos salvará de morir ahogados en este mundo injusto con el negro sobre blanco. Pues ¿sabéis lo que os digo? Que monten una inmobiliaria y dejen de llorarnos el hombro que ya lo tenemos empapado.