Así son los vaivenes de la moda editorial. Los valores seguros de la bolsa literaria se desinflan y van a parar al cajón de los juguetes rotos. No sé por qué pero me da la impresión de que esto ocurre con más facilidad en el campo de la novela norteamericana actual ¿Quién recuerda ahora a Kurt Vonnegut, por poner un ejemplo? Lo traigo a colación porque en una librería de viejo me encuentro un anaquel completo de restos de edición de sus obras en Plaza & Janes (Dios le bendiga, Mr. Rosewater, Cuna de gato y Madre noche) a precio de risa (o más bien de llanto). Hubo un tiempo en que su nombre incluso sonaba entre las quinielas del Nóbel. Por lo que sé, ahora parece que está escribiendo una novela contra la política de Bush. A primera vista puede parecer uno más de “los libros que pretenden abrirle los ojos al americano medio”, pero viniendo de Vonnegut esto sí que puede ser un arma de destrucción masiva. De él me gusta sobre todo su humor entre marxiano y socarrón, nada cínico para ser norteamericano. Y también esas micronovelas de ciencia ficción que acostumbra a insertar en apenas un párrafo.Otra cosa que Kurt Vonnegut hace rematadamente bien es definir. Sus precisiones son demoledoras. En Cuna de gato (Cat’s Cradle), uno de sus personajes da su explicación sobre qué es un mequetrefe: es alguien que se cree tan jodidamente listo, que no puede estarse con la boca callada. Digan lo que digan los demás, siempre tiene que discutir. Si usted dice que algo le gusta, le juro que dirá que está usted en un error por gustarle eso. Un mequetrefe hace lo que puede para que se sienta usted siempre como un idiota. Diga usted lo que diga, la razón siempre la tiene él.Una propuesta. Cambien la palabra “mequetrefe” por “escritor de blogs” y díganme si le chirría el enunciado. A mí, que soy duro de oído, no. No sé a ustedes.