Imaginemos la siguiente escena. Fecha: día del sorteo de la Lotería de Navidad. Lugar: administración de lotería que ha repartido el Gordo. Personajes: señores destapando sidra El Gaitero con caras de arrobo y transmutación. En esto llega un señor con cara de palo y les dice: ustedes no se merecen este premio, están por debajo del nivel deseado. Pues algo parecido es lo que ha pasado con el tira y afloja de Juan Marsé y el premio Planeta. El Gordo del Imperio Lara es eso, una lotería, una estupenda campaña de márketing (muy legítima, por cierto) para vender libros. Nadie ha dicho nunca que sea un galardón a la calidad literaria. De hecho, ni siquiera La muchacha de las bragas de oro estuvo a la altura de los mejores libros de Marsé y se llevó el Planeta al agua. La pregunta es de cajón: ¿acaso don Juan no sabía en qué berenjenal se metía? Zapatero a tus zapatiestas.