Lo que sorprende en Las vírgenes suicidas (The Virgin Suicides) de Jeffrey Eugenides no es tanto la madurez en una obra primeriza, ni la sobriedad elegante de su prosa, más bien diría que es la perfección de la burbuja en la que se desarrolla la trama. Los personajes, inmersos en la realidad de su barrio, van viendo cómo se desmorona una forma de vida al mismo tiempo que la casa de las cinco vírgenes se convierte en una ruina inevitable. El tono elegíaco no se rinde realmente ante las víctimas suicidas, sino ante el narrador en primera persona del plural, ese omnipresente nosotros. Y dicen que Middlesex, su segunda novela, es al menos tan buena como la primera. Espero que también pueda sobrevivir a una adaptación tan cursilona como la de Sofia Coppola.abril 2004 mayo 2004 junio 2004 julio 2004 agosto 2004 septiembre 2004 octubre 2004 noviembre 2004 diciembre 2004 enero 2005 febrero 2005 marzo 2005 abril 2005 mayo 2005 junio 2005 julio 2005 agosto 2005 septiembre 2005 octubre 2005 noviembre 2005 diciembre 2005 enero 2006 febrero 2006 marzo 2006 abril 2006 mayo 2006 junio 2006 julio 2006 agosto 2006 septiembre 2006
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