De todos los novelistas norteamericanos del siglo XX probablemente el más manierista (y amanerado) sea Truman Capote. El barroco con cierto toque caribeño, ese que en la pluma de gente como Alejandro Carpentier se convirtió en bostezo y embobamiento, marca una frontera entre Capote y el resto de los escritores de su país, con un estilo tan seco y tan poco dado al retorcimiento de las palabras. Sólo a él, que para eso había nacido en Nueva Orleans, se le podía ocurrir una imagen como la que compara un pequeño acordeón comprado por correo con un pulmón de nácar y papel plegado como hace en Otras voces, otros ámbitos (Others Voices, Others Rooms).abril 2004 mayo 2004 junio 2004 julio 2004 agosto 2004 septiembre 2004 octubre 2004 noviembre 2004 diciembre 2004 enero 2005 febrero 2005 marzo 2005 abril 2005 mayo 2005 junio 2005 julio 2005 agosto 2005 septiembre 2005 octubre 2005 noviembre 2005 diciembre 2005 enero 2006 febrero 2006 marzo 2006 abril 2006 mayo 2006 junio 2006 julio 2006 agosto 2006 septiembre 2006
Suscribirse a Comentarios [Atom]