Es un tópico decir que de todos los géneros clásicos el que tiene menos peso en la actualidad es el de la épica. Las gestas de los héroes altivos y de los retos descomunales parecen haber pasado a mejor día y la prueba está en que Joyce les dio la extremaunción y les adminstró los santos óleos en su Ulises, infalible carga de profundidad. Daría la impresión de que la epopeya ha recogido sus redes y señorea como una sombra paupérrima en las lindes de la tan mal llamada literatura fantástica, generalmente tan poco fantástica. Sin embargo, todo esto no es verdad. O no es del todo verdad. Existe una saga homérica de la lucha cotidiana, unos héroes más a nuestra medida pero no por ello menos admirables. Me estoy refiriendo a libros como La peste de Albert Camus, un auténtico manual de la ética/épica contemporánea.