La metáfora según la cual los clásicos son aquellos a los que uno puede volver como a una casa en la que vivió hace tiempo me parece la más acertada de todas las que he leido. Así me pasa siempre cuando vuelvo a Benito Pérez Galdós, que es sin duda un retorno agradable. Los que lo acusan de desmañado, de vulgar, de zafio (amparándose en la maldad valleinclanesca de apodarlo “el garbancero”) no saben lo que se pierden. Ya no es sólo la riqueza de su lengua, sino sobre todo la facilidad con la que plasma el español hablado, maestría a la que apenas se acerca su discípulo no reconocido Cela. Nada más que por esto ya merecería mejor fortuna en el canon hispánico. ¿Qué autor vivo puede presumir de esta frescura? Casi siempre, cuando uno abre una novela actual tiene la impresión de que los personajes utilizan una lengua de cartón piedra. Y los autores hasta entran en la Academia, con todos los honores.abril 2004 mayo 2004 junio 2004 julio 2004 agosto 2004 septiembre 2004 octubre 2004 noviembre 2004 diciembre 2004 enero 2005 febrero 2005 marzo 2005 abril 2005 mayo 2005 junio 2005 julio 2005 agosto 2005 septiembre 2005 octubre 2005 noviembre 2005 diciembre 2005 enero 2006 febrero 2006 marzo 2006 abril 2006 mayo 2006 junio 2006 julio 2006 agosto 2006 septiembre 2006
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