Sin comerlo ni beberlo, o al menos sin habérmelo propuesto, me dejo llevar por otro de los libros de la colección Islas, que sacó DeBolsillo por el 2000. Me parece que el trabajo de Mada Bandera, como ya comenté, era bastante pasable, sobre todo porque daba lo que prometía: una lectura cómoda para pasar un poco más de una hora entretenida. Pero cuando uno se encuentra con un título como El juego del Apocalipsis (Un viaje a Patmos) y lo firma el autojaleado Jorge Volpi, pues parece como que no queda más remedio que ir afilando el cuchillo de desollar. Y eso es lo que pasa cuando se tienen prejuicios. Que se cumplen. Una trama insulsa, unos personajes patéticamente montados, un decorado de cartón piedra. Y a cobrar, que para eso me publicito. Gracias, sr. Volpi, pero la próxima vez por lo menos ponga un título menos altisonante. Nos ahorrará un sonrojo.