Como cada año por estas fechas, el equinoccio nos trae un revuelo de coleccionables que van desde el muestrario de teteras chinas en miniatura a las barajas del tarot. Pero lo que me sorprende es que la guerra civil española tenga todavía atractivo para el coleccionista otoñal y compulsivo. No se parece en nada la proliferación actual de títulos sobre la contienda a aquella que hubo tras la muerte de Franco. Entonces se publicaron todo tipo de memorias, crónicas, diarios, recreaciones y mamotretos varios que ayudaron a sacar del armario patrio muchos cadáveres. Lo de ahora es otra cosa: parece como si hubiera cierto revisionismo, una idea de que todas las partes fueron igual de culpables de lo que pasó. En cualquier país europeo, un revisionista como Pío Moa estaría rozando la ilegalidad con sus panfletos biliosos y malencarados. Aquí lo sacamos en pasta dura a pasear por los escaparates y vitrinas de las librerías. Sin embargo, como existe la justicia divina, en mi quiosco habitual, el vendedor, con gran sentido del orden superior, ha colocado a don Pío junto al DVD primorosamente intitulado Asiáticas Calientes y la revista postkantiana Todo Ruedas 4X4. Los neofalangistas calientan motores.
Hoy estuve en una de mis librerías de lance favoritas y me dieron la mala noticia de que van a cerrar al público. A partir de ahora utilizarán el local sólo como almacén y se van a dedicar tan sólo a las ferias del libro. Menos mal que a la salida me encontré con esta pintada que, para quien no lo pueda leer, dice: “Hága suyo el sálvese quien pueda: salga en televisión”.
La
FNAC se empeña en seguir editando, yo diría que contra viento y marea, buen cine en DVD, y eso a pesar de todas las diatribas armagedónicas de la
SGAE-TeddyBear y su paranoia contra los filibusteros y corsarios de los siete mares digitales. Entresaco los ejemplos más literarios:
Orfeo y
La bella y la bestia de
Jean Cocteau y la
Effi Briest de
Rainer Werner Fassbinder, adaptando la
novela de
Theodor Fontane que mejor ha soportado el diente de los años. Otra iniciativa encomiable: los treinta y tres años que la revista
Dirigido por lleva ofreciendo buenos artículos sobre el mejor cine. Treinta y tres años son muchos números (hasta el día de hoy 348) y mucho trabajo, así que sus lectores no podemos hacer otra cosa que quitarnos el sombrero y esperar con impaciencia la siguiente entrega.
Nota: el enlace SGAE-TeddyBear me llegó vía
Escolar.net
Mientras
Círculo de Lectores lanza una oferta de 2x1 otoñal (llévese a
Roth y
McEwan juntos y si sobrevive, ya veremos), aparece en la blogosfera la
primera reseña de
Perro callejero de
Martin Amis, por gentileza de
Lector Ileso. Cuidado con Amis, que muerde.
Busco en un diccionario médico el término “parálisis” y me dice que es una pérdida total de la fuerza muscular que produce incapacidad para realizar movimientos en los sectores afectados. El vademécum añade que puede producirse por enfermedad neurológica, muscular, tóxica, metabólica o ser una combinación de las mismas. Y ahora la cuestión: ¿cuál de estas posibilidades afecta a la dirección del polanquismo para elegir como las grandes novedades de la temporada a Rosa Montero y Almudena Grandes en la portada del bostezante Babelia? Pues sí, fuerza muscular cero.
En sus lanzamientos del veranillo del membrillo
Anagrama carga las tintas sobre el grupo Granta con tres andanadas de vértigo:
Ian McEwan (
Sábado),
Martin Amis (
Perro callejero) y
Kazuo Ishiguro (
Nunca me abandones). A ver si a Jorge Herralde se le ocurre un sistema de tarifa plana anagrama. Yo me apunto.
Después de
El oficinista viene
Klikowsky. Vía
eCuaderno me entero de la existencia de este argentino-polaco-judío genial al que no se le ocurre otra brillante idea que irse a macanear al País Vasco detrás de una euskovestal. Nada, majete, encájate la chapela y al monte. Por cierto, que yo sepa es la primera vez que
blog y
televisión van de la mano. Mi frase favorita hasta el momento:
Eibar es un mundo en sí mismo y ofrece la posibilidad de seguir siendo un “judio errante” sin salir de su término municipal.
En
dosdoce Javier Celaya propone que los blogs se utilicen también como herramienta de promoción para las novedades de librería. No es una mala idea, pero para eso los autores (o al menos los editores) deberían estar más familiarizados con el funcionamiento de la cultura blogger. Es curioso que hasta el momento ningún autor “profesional” se haya decidido por el cuaderno de bitácora para ir presentando su obra. A ver si alguien se anima y nos da la sorpresa. Mientras tanto, seguimos a la búsqueda del
Proust perdido de la blogosfera.
El titular lo dice claramente:
España es el mayor consumidor de cocaína del mundo (según la Fiscalía antidroga y la ONU). Me alivia la noticia porque así puedo entender mejor las tertulias de la COPE.
Pues sí,
tintachina se despide de sus lectores. Lo siento porque fue el primer blog que leí con asiduidad (y que todavía seguía leyendo). Espero que le vaya muy bien y que vuelva pronto. Se le echará de menos.
Así son los vaivenes de la moda editorial. Los valores seguros de la bolsa literaria se desinflan y van a parar al cajón de los juguetes rotos. No sé por qué pero me da la impresión de que esto ocurre con más facilidad en el campo de la novela norteamericana actual ¿Quién recuerda ahora a Kurt Vonnegut, por poner un ejemplo? Lo traigo a colación porque en una librería de viejo me encuentro un anaquel completo de restos de edición de sus obras en Plaza & Janes (Dios le bendiga, Mr. Rosewater, Cuna de gato y Madre noche) a precio de risa (o más bien de llanto). Hubo un tiempo en que su nombre incluso sonaba entre las quinielas del Nóbel. Por lo que sé, ahora parece que está escribiendo una novela contra la política de Bush. A primera vista puede parecer uno más de “los libros que pretenden abrirle los ojos al americano medio”, pero viniendo de Vonnegut esto sí que puede ser un arma de destrucción masiva. De él me gusta sobre todo su humor entre marxiano y socarrón, nada cínico para ser norteamericano. Y también esas micronovelas de ciencia ficción que acostumbra a insertar en apenas un párrafo.Otra cosa que Kurt Vonnegut hace rematadamente bien es definir. Sus precisiones son demoledoras. En Cuna de gato (Cat’s Cradle), uno de sus personajes da su explicación sobre qué es un mequetrefe: es alguien que se cree tan jodidamente listo, que no puede estarse con la boca callada. Digan lo que digan los demás, siempre tiene que discutir. Si usted dice que algo le gusta, le juro que dirá que está usted en un error por gustarle eso. Un mequetrefe hace lo que puede para que se sienta usted siempre como un idiota. Diga usted lo que diga, la razón siempre la tiene él.Una propuesta. Cambien la palabra “mequetrefe” por “escritor de blogs” y díganme si le chirría el enunciado. A mí, que soy duro de oído, no. No sé a ustedes.