La noticia no sólo no es nueva, es que ni siquiera es noticia, pero más de uno dice no dormir desvelado por la muerte del editor y el fin de su prebendas. Google sigue amenazando con sacar a la red todo aquello que pueda ser leído (otra cosa es que realmente todo sea legible). ¿Por qué tienen miedo los editores? Porque han visto las barbas del vecino trasquiladas y no quieren poner las suyas a remojar. El mp3 mató la estrella del negocio musical y el divx intenta hacer lo mismo con el cine. ¿Logrará el pdf que la letra se haga corsaria? Creo que lo mejor que le puede pasar al mundo del libro es que aparezca un formato cómodo de edición electrónica con un soporte realista, como, por ejemplo, leer en Palm con un software intuitivo y una pantalla adecuada al ojo humano. A partir de aquí veríamos cómo los dos grandes problemas de la edición española, la superproducción y la volatilidad de los títulos, desparecerían. Y al final quedarían solamente los auténticos profesionales del libro, los que saben qué publicar y por qué. Hasta los de Greenpeace lo agradecerían. Menos papel y mejores libros. ¿Qué mas queremos?
Hace tiempo que se habla de la reedición de las Memorias de Giacomo Casanova por parte de la editorial Renacimiento. No sé si se trata de eso, de una reedición o más bien de una nueva traducción con un tratamiento más moderno y menos pacato del que tenían las anteriores versiones en español. A primera vista puede parecer curioso que, excepto la parte que el libertino veneciano dedica a la fuga de la prisión de Los Plomos, el resto de la obra de Casanova sea inencontrable en las librerías españolas. Pero si uno se para a pensar, no es tan raro. El mundo editorial hispano es un desastre para todo lo que no sea novedades y deslumbramientos de última hora. El verdadero fondo libresco está en la segunda mano, en los restos de edición, en las librerías de viejo. Y aún así, encontrar cualquier libro con más de tres años de antigüedad se convierte rápidamente en una odisea con un happy end poco garantizado. Para muestra, además del botón de Casanova, tomen el de Mohamed Chukri, un autor de relativo éxito en nuestro país. La edición de Montesinos de El pan desnudo está totalmente agotada, pero es que la de Debate tres cuartas de lo mismo. Si incluso los libros con un buen nivel de ventas desaparecen del mercado, ¿qué será de las ediciones menos rentables? ¿directamente a la trituradora de papel o al contenedor de reciclaje? En cuanto a Casanova, gracias, Renacimiento, por el regalo que nos espera. Y que dure.
Considerando la novela en español como un todo, que es la única manera en la que se puede entender cabalmente, sin caer en provincianismo reductores, podríamos considerar que las tres grandes potencias literarias, México, España y Argentina se reparten los papeles principales. Las llamo potencias por sus grandes tradiciones novelísticas y por su peso en el mundo hispanohablante. De alguna manera las dos primeras, México y España formarían el núcleo duro de la ortodoxia novelística, mientras que Argentina provee a la órbita hispana de los autores menos canónicos. No es sólo una cuestión de originalidad, o no tanto, es más bien un encuentro de diferentes tradiciones. Gracias a Argentina, gozamos en español de la imbricación heterodoxa de Borges y de Cortázar. Sólo en esta tradición paralela se puede dar un caso como el de Sabato, nuestro Dostoievski rioplatense. Dos tradiciones, una novela.abril 2004 mayo 2004 junio 2004 julio 2004 agosto 2004 septiembre 2004 octubre 2004 noviembre 2004 diciembre 2004 enero 2005 febrero 2005 marzo 2005 abril 2005 mayo 2005 junio 2005 julio 2005 agosto 2005 septiembre 2005 octubre 2005 noviembre 2005 diciembre 2005 enero 2006 febrero 2006 marzo 2006 abril 2006 mayo 2006 junio 2006 julio 2006 agosto 2006 septiembre 2006
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